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viernes, 24 de mayo de 2013

Las palabras.


Las palabras… entes mágicos, únicos, increíbles, inigualables… Las palabras, la base de toda nuestra cultura, de nuestra sociedad, de nosotros mismos. Las palabras, la más antigua y más pura expresión del hombre.
Porque las palabras merecen ser cuidadas, respetadas, utilizadas… pero no mancilladas. Las palabras pueden expresar cosas tan variadas como amor y odio, dolor y alegría, felicidad y tristeza. Pueden transmitir pensamientos tan abstractos como pasión, sentimiento, culpabilidad…
A mí me gusta decir, “Dime que palabras usas y te diré quién eres”. Y es que para muchos los ojos, la sonrisa, son las puertas del alma. Pues bien, toda puerta tiene una llave, esa llave son las palabras.
Las palabras no son rígidas, son cambiantes; no son básicas, son misteriosas; no son simples, son demasiado complejas. Una palabra, como podría ser “claro”, es demasiado cambiante como para encasquetarla y volverla rígida. “Claro” a simple vista parece algo simple, pero eso se lo parece a aquel que no conoce sus variantes y su complejidad para usarla, todo aquel que use “claro” como aclaración, como nombre, como adjetivo… se queda corto.
Una palabra va más allá, una palabra es misteriosa, pues no a todos se nos viene a la mente el mismo “claro”, a unos les parecerá aclaración a primera vista; otros verán una variante de cualquier color, otros verán una zona de un bosque sin árboles, los amantes de la música quizás vean “claros de luna”… Pero ni aunque dos personas vieran una zona de un bosque sin árboles, jamás verían la misma zona, los mismos árboles, ni aunque estuvieran en el mismo claro en el mismo momento. Un amante de la música podría pensar en Debussy, otro en Beethoven… En el caso de que dos pensasen en Debussy, no pensarían en la misma parte de la pieza, ni la pensarían en la misma escala, ni representada en el mismo lugar.
Demasiadas variables, demasiadas personas, demasiadas zonas sin árboles y demasiadas notas en una misma pieza musical, una palabra no puede representarse en su plenitud, solamente puede transmitirse de forma escrita, y aún así pierde mucha majestuosidad.
Ahora que he intentado explicar la complejidad de las palabras, pasaré a explicar el peligro que las mismas conllevan. Una palabra, tan solo una, puede ocasionar consecuencias tan graves que ni se nos ocurren, daños tan irreparables que seguirán después de que la persona desaparezca, sentimientos tan puros que harían estremecerse al más duro, al más insensible y al más cruel.
Pasaré a advertirte de que no te fíes de alguien que, como yo, juega con las palabras, podemos hacerte sufrir mucho, conocemos donde atacan las palabras, si averiguamos tu punto débil, échate a temblar. Tenemos la capacidad de manipular mentes ingenuas; si queremos podemos subirte a las nubes y luego dejarte caer, para que la caída sea peor.
No te fíes de alguien que, como yo, juega con las palabras, para nosotros tú puedes ser una palabra más; conociendo su funcionamiento las palabras siempre duelen más que los puños, para el dolor físico hay calmantes, para el dolor causado por una palabra, la única cura es otra palabra igual o más significativa.
No te fíes de alguien que, como yo, juega con las palabras, somos demasiado retorcidos cuando nos lo proponemos, podemos enamorar sin tocar, exterminar sin mirar, destruir la esperanza sin siquiera esfuerzo. No te fíes de alguien que, como yo, juega con las palabras, las palabras son como el fuego, y no se debe jugar con fuego. Una persona que conoce las palabras y las comprende, puede llegar a ser un magnífico actor y manipulador.
La muestra del poder de las palabras es la siguiente: tras todo lo dicho antes, quiero añadir que no te fíes de alguien que, como yo, juega con las palabras. Podemos pintarnos de peligrosos y quizás no sea para tanto… ¿Tu qué crees?

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Pasaba por tu blog para dejarte un comentario de una manera increíblemente buena como ya lo es el mismo y, aquí está. También, me gustaría comentarte y si no te importa (claro está) que soy una joven "escritora" que se intenta dedicar al oficio. Tengo un blog al que puedes acceder pinchando en el siguiente enlace: lalunabajomipecho.blogspot.com.es te lo dejo con la idea de que algún día que no tengas demasiado trabajo y sí, tiempo e interés te pases, y, si ya te gusta te animo a que me lo compartas con quien tú quieras. En serio, me harías un grandísimo favor. Un saludo :)

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  2. Soy escritora al igual que tú, ¿aún me lo preguntas? jaja ¡Bravísimo texto!Por cierto, yo también le he dedicado un espacio en mi blog para hablar de las palabras. Pásate si tienes tiempo e interés. ¡Gracias!

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