Vistas de página en total

viernes, 24 de octubre de 2014

El sueño de la razón produce monstruos

Voy yo solo. Es tarde. Camino por la avenida. Está totalmente desierta. No hay nadie salvo yo. No se oyen ni coches, ni grillos, ni voces... Ni siquiera el viento. Las sombras danzan junto a mi como queriendo decirme algo. O advertirme de algo...
De pronto noto que alguien va tras de mi. ¿Quién puede ser a estas horas? Me giro y no veo a nadie... Solo sombras. Y más sombras. Que raro... Juraría que... Bah. Da igual.
Sigo caminando intentando no pensar en nada. Pero el silencio profundo me irrita. Y me pone nervioso. Muy nervioso.
Aprieto un poco el paso a pesar de notar unos ojos clavados en mi nuca. Lo noto tan nítidamente detrás mía... Me paro en seco y echo un vistazo a la vacía avenida que voy dejando tras de mí. Nada. Solo sombras... O eso parece.
Estoy un poco nervioso a la vez que irritado. Quién narices será el que va detrás mia. No lo sé. Pero no me inspira confianza.
Me meto en la primera callejuela que veo. No me importa dar un rodeo con tal de alejarme de la avenida. Giro la esquina y me reciben más sombras. Esto no me gusta nada.
Acelero más el paso para alejarme de allí. Espera. Creo... Creo que he oído pasos. Pero justo ahora el viento comienza a soplar y rompe ese silencioso ruido de pisadas que he notado a mi espalda. Que oportuno el viento... Tiene que empezar a soplar justo ahora. Ni que lo hubiera hecho a propósito.
Vuelvo a darme la vuelta. Nada. Otra vez. Ya no hay ni sombras. Está toda esa parte de la calle en tinieblas. La farola está rota. Empiezo a escuchar fuertemente los acelerados latidos de mi corazón. Giro a la derecha. Y luego a la izquierda, intentando huir de allí. Lo que sea que me siga, continúa tras de mi. No me gusta nada todo esto.
Me da igual todo y echo a correr. Quiero llegar pronto a casa. Debo perder a mi perseguidor. No creo que tenga buenas intenciones.
Continúo corriendo. Mi corazón cada vez late más deprisa. Noto la adrenalina en la cabeza. Y esos ojos en mi nuca. Ya estás casi en casa... Un poco más...
Las sombras van quedándose atrás, dando protección a mi perseguidor. Continúo corriendo, cada vez más angustiado. Un poco más... Un poco más...

De golpe me desperté empapado en sudor y con dolor de garganta. Pero no conocía dónde estaba... Estaba todo a oscuras y en silencio. Ni voces. Ni grillos. Ni viento. Nada. De repente recordé la avenida. Las sombras. Mi perseguidor... Todo.
Miré a todos lados y en una pared acerté a leer: "¿Es todo esto real? ¿O solo un sueño? Recuerda: el sueño de la razón produce monstruos".
Y jamás he vuelto a salir de esa habitación en mi vida. Sed todos vosotros bienvenidos.