Vistas de página en total

miércoles, 24 de junio de 2015

Soneto VI

Hoy os traigo un soneto publicado en otro blog que tengo en la revista Culturamas, en su versión digital. Os adjunto el link: http://blogs.culturamas.es/felipemateos/


Como un bolígrafo sin tinta,

como un disco sin altavoz,

como las rías baixas sin el Duero,

como Cáceres sin Badajoz.



Como un hipster sin Sturbucks,

como el rock sin los Rolling Stones,

como un poema sin versos,

como un Watson sin su Sherlock Holmes.



Como el colegio sin recreo,

como Notre Dame sin el jorobado,

como un teatro sin su actor.



Como una raíz sin ser cuadrada,

como un hola sin la hache,

como la Universidad con el 3+2.

martes, 16 de junio de 2015

Soneto V

Y vino a Madrid Carmena
de la mano de Podemos.
Y tuvo un primer problema:
Zapata con su humor negro.

Estamos esperando al Soviet
que dijeron que llegaba,
mientras se marchan los pobres
que no se enteraban de nada.

El nuevo lema del PP
es "Cien gaviotas dónde irán",
mientras Aguirre grita: volveré.

Y todo esto pasa por afirmar
que un judío y un cenicero
hacen una foto familiar.

Así paso el tiempo entre sonetos: perdiéndolo.

En mi afán por preservar el tiempo lo he guardado en un cajón que ya no sé dónde está. Se me ha escurrido entre las manos como la luz entre las copas de los árboles, cayendo al suelo y añicándose en dos o tres pedazos de cristal transparente que no puedo ver.
Fue un tiempo fugaz y pleno, como un orgasmo. Pero también amargo a veces, otras simplemente fue desagradable. A veces creí congelarlo con unos labios que sonaban a sombra en pleno agosto. Otras veces, las pocas, derramé la arena del reloj para que se marchase cuanto antes.
Lo necesito. Quizá parezca una perdida de tiempo eso de buscar algo ya pasado pero he puesto anuncios en las calles, en internet, he hecho mil cadenas de whatsapp y facebook: "busco mi tiempo, lo he debido dejar en algún lado mientras miraba la minifalda de una chica o me duchaba tras un buen café. Se recompensa si se encuentra sin oxidar (aunque ya sonaba un poco chirriante) con un pedacito o dos de él." Para que un buen día pueda durar 25 horas. Como está durando este que me tiene dolido y angustiado porque el reloj que llevo dibujado en la muñeca se ha debido quedar sin pilas.
He perdido mucho tiempo besando dedos que jamás me acariciaron y tocando... Bueno... Que jamás llevaron mi nombre. He escrito versos a la luna, al mar y a otras cosas mientras mis lamentos se los tragaba el tiempo. He viajado sin trenes ni aviones ni coches a sitios que no quiero ni puedo recordar. A otros que me vienen borrosos a la mente como buen miope que soy y a algunos que me arrancaron sonrisas que nadie más podría haber arrancado.
Con el tiempo que he perdido se ha borrado Londres por la lluvia y París ha quedado oculto tras la Torre Eiffel. He perdido ocasiones irrepetibles que celebré con una copa y olvide con un par de ellas. He perdido amigos que han olvidado el nombre de mis hijos y a una o dos o tres chicas que me miraron al pasar. He dejado pasar varios bailes por sentarme en el sillón a mirar. Y he desparramado mis recuerdos por esta nota que empecé a escribir dentro cinco minutos y terminaré hace tres. Porque mi reloj dibujado no funciona bien y me da horas diferentes si lo miro al derecho o al revés...

sábado, 6 de junio de 2015

Soneto IV

Esto no es un soneto
ni tampoco son dos versos.
Esto tiene pinta de cuarteto,
y creo que ya no tiene remedio.

Las "normas" están para romperse. Como hago yo en mi cuarto "soneto". Tomémoslo como un experimento formal.

Soneto III

Tengo celos de tus sábanas
porque rozan cada noche tu piel.
Tengo celos de tu almohada
que besa tus mejillas una y otra vez.

Tengo celos de tus gafas
porque viven para mirarte los ojos,
y tengo celos de tu cama
por un motivo bastante obvio.

Estoy celoso de tus vasos
que besas cada vez que tienes sed,
y del agua que entierra tu llanto.

Estoy celoso, si, ya lo sé.
Pero no me importa tanto
cuando sé que te volveré a ver.

Soneto II

Caminando me hayo el camino
descalzo y sucio, disfrutando.
Es duro a veces, sin embargo
acabas extasiado, peregrino.

Los vientos alborotan los pelos
y distribuyen las brasas de la hoguera,
esa que no compartimos con cualquiera,
esa a la que susurramos los anhelos.

A veces duele. A veces cansa.
Otras veces disfrutas.
El caso es que viajas.

A veces entran. A veces se van.
Otras, pocas, se quedan.
Y al final, todos a nadar al mar.