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sábado, 13 de mayo de 2017

Te echo de menos

Realmente
no creo que leas esto en tu vida,
al fin y al cabo,
has sabido rehacerla sin mi.

Todavía me acuerdo
de nuestra negativa solemne
a ser una pareja hiperglucémica
que hicimos
justo antes de besarnos
y hacer algo parecido a follar,
pero volando
por encima de las azoteas
sin arneses.

Aquel picor de espalda
que nos daba en la siesta
porque no habíamos recogido
las migas del desayuno
era el único
que no quería arrancar,
por si se borraba de mi mente.

Las cosas que no se pueden contar
no creo que las repita
ahora que no estás tú.

Que ha pasado un año
y sigo llorando tu falta,
soñando tus ojos azules,
sintiendo tu pelo en mi nariz.

A veces, cuando barro,
sigo encontrando pedacitos de cristal
de aquel palacio que construimos.
Los guardo en una cajita
porque huelen a ti,
con tus fotos
y la llave
del cofre del tesoro.
Como haciendo mía la utopía
de que puedes volver.

Cuando paseo por la calle
me sorprendo esperándote
a la vuelta de la esquina.
Pero no estás.
Ya no.

Y es curioso,
que lo tenía asumido,
y sin embargo,
mírame.

Te resumo el poema
por si no tienes tiempo
para leerlo:

Te echo de menos.