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martes, 4 de agosto de 2015

Soneto VIII

Echando de menos los besos de más,
que te queman con saña las pupilas
y te rompen la nariz mientras afirman
que no mires nunca para atrás.

Echando de más unos besos de menos,
que te sobran a la hora de la comida,
que en la cena empachado vomitas,
que se atragantan como el bocata del almuerzo.

Echan por tierra la añoranza
que cubre el cielo del cristal
con nubes de esperanza.

Echan al aire papeles a volar
que danzan como aquellos besos.
Aquellos besos que no volverán.

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