Paseaba por aquellas calles sin pararse a pensar ni en a
dónde iba ni en dónde estaba. Se conocía la ciudad como la palma de su mano, o
incluso mejor. París, la ciudad de los amantes, la ciudad del amor, de los
artistas de los años 20, de la Belle Époque… París la magia por sus calles, la
luna iluminando las casas antiguas y nuevas, colándose por las vidrieras de Notre
Dame, haciendo relucir la Torre Eiffel, reflejándose en el Sena…
Paseaba por calles anchas y estrechas, como los entresijos
de su mente. Calles antiguas y nuevas como sus recuerdos. Calles cortas como su
esperanza, calles largas como su amor por París. Siguió caminando, sin prisa,
disfrutando de la brisa otoñal correspondiente a esa época del año, disfrutando
del silencio que reinaba a esas horas de la noche. Disfrutando de su gran
amante, París.
Paseaba y seguía paseando, sólo pero sin necesidad de compañía
humana, tenía el silencio penetrante, la luna espectral y la brisa mágica que
le envolvía en su abrigo largo de color negro. Siguió hacia delante, llegó a
una esquina, se detuvo y, sin motivo aparente, decidió volver sobre sus pasos.
Estaba como ido, estaba embriagado de la magia y la majestuosidad de aquella
ciudad, estaba literalmente enamorado de París.
Precioso, muy bien descrita la magia de Paris
ResponderEliminarMe encanta
Una bonita ciudad de sueños
Gracias,me has sacado una gran sonrisa pensando en Paris
Me alegro mucho :) Y ¿sabes? no he estado nunca en París...
EliminarYo tampo
ResponderEliminarjajaja
Grande Felipe Grande
Eres la leche!!!!
Gracias gracias, pero creo que tampoco es para tanto. Por cierto, me gustaría saber quienes son mis admirador@s anónimos jajaja
EliminarMuy bien escrito, me has recordado ha cuando estube en Paris. Gracias
ResponderEliminarEres un mago de las palabras
ResponderEliminar:))))))))
Muchas gracias
:))
NUNCA DEJES DE SOÑAR Y SONREIR
No lo haré, los sueños sueños son, cierto, pero se pueden lograr. Gracias. :) Por cierto... e gustaría saber quienes sois mis admiradores anónim@s
Eliminar