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miércoles, 13 de noviembre de 2013

La Llamada de Madrid

Caminaba sin rumbo pero con un fin. No tenía más camino que el que estaba haciendo en ese momento, en esa noche fantasmagórica por Madrid.
Las farolas iluminaban tenuemente las fachadas de aquellas casas del siglo dieciocho, con esos vanos tan extraños y esas puertas de madera antigua. El aire olía a historia, olía a magia y a melancolía, el aire olía a belleza, a noche, a Madrid.
Él proseguía con su caminata nocturna como si de un autómata se tratase, ni pensaba ni tenía intención de hacerlo, pero sin embargo, él caminaba por aquellas calles tan viejas como sus recuerdos, tan poco iluminadas como su memoria, tan cargadas como su mente.
Su mente. Podríamos decir que su mente era ancha y larga, con sinuosas entradas y salidas, con ruido y silencio, luces y sombras, con calles estrechas y anchas, llenas y vacías como por la que él caminaba ahora- Su mente era semejante a Madrid.
La luna también disfrutaba de Madrid, iluminando el Palacio Real, la Gran Vía, La Plaza Mayor, la calle Carretas, la calle Toledo, la Cava Baja y Alta… La luna disfrutaba paseando de la mano de aquel autómata extraño por unas calles que han visto tantas cosas que ni aquello les parece extraño, por unas calles tan curtidas en historias que no se sobresaltan, por unas calles que han sido paseadas tantas veces por gente tan extraña que su presencia no las llama la atención.

1 comentario:

  1. Joder tio hasta con foto!!
    Muy bueno,como siempre
    Fdo:
    Un envidoso de tus relatos

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