Vamos a volar por Madrid,
a fundir las farolas
y a esquivar la lluvia
escapando a portales desconocidos.
Vamos a quemar toda manifestación
que no nos tenga a nosotros
como únicos asistentes
y no vaya
de tus labios a los mios.
Vamos a escondernos entre bares
y a llenar de vaho
los cristales de las copas.
Vamos a ir a galerías de arte
a dar envidia
a todos los cuadros.
Vamos a vaciar vagones de metro
y a contratar músicos callejeros.
Vamos a saltar
sin más paracaídas
que tu falda.
Vamos a ponernos tontos
en un banco de El Retiro.
Vamos a acallar las prisas
de todos los que llegan tarde
recitando a Neruda.
Vamos a escondernos del bullicio
tras arbustos indiscretos.
Y después iremos
a tomarnos un café
fingiendo ser inocentes
-por si pudiera colar-,
de robarle
el protagonismo
a toda una capital.
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