Tengo celos de tus sábanas
porque rozan cada noche tu piel.
Tengo celos de tu almohada
que besa tus mejillas una y otra vez.
Tengo celos de tus gafas
porque viven para mirarte los ojos,
y tengo celos de tu cama
por un motivo bastante obvio.
Estoy celoso de tus vasos
que besas cada vez que tienes sed,
y del agua que entierra tu llanto.
Estoy celoso, si, ya lo sé.
Pero no me importa tanto
cuando sé que te volveré a ver.
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