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viernes, 30 de mayo de 2014

París

Oh, París... sueño de insomnios y lluvia de luces brillantes. Ciudad de cine, de libro y de música, ciudad de libres, ciudad de genios y de manchas borrosas entre multitudes.
París, noche en vela y sueño velado; día abierto entre nubes dulces como rayos de sol, reflejos en el agua del Sena. Fuente de vientos dorados, sueño de luna y de estrellas; viaje al recuerdo y a la nostalgia, al caudaloso mar antiguo y al escaso árbol de memorias de personas olvidadas.
Jamás despertó en alguien una ciudad tal deseo, jamás una ciudad fue tan grandiosa, jamás una ciudad fue mayor inspiración que el propio Amor, o más bella que la compañera inseparable de este, Psíque,
París, esa ciudad que alberga mis sueños, sueños que la sueñan sin descanso. París, esa ciudad que inspira sin ser conocida como si de la mujer perfecta se tratase. París, ese deseo imperturbable de mi alma.
París... sumérgete en mi descanso y ayúdame a soñar.

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